Los desafíos que presenta el cuidado del medioambiente y la mejora en la calidad de vida de las personas deben enfrentarse con herramientas adecuadas que entreguen los resultados buscados. Proyectos de diversa índole se están llevando a cabo en este sentido para dar respuesta a estos desafíos.

Directiva Marco sobre residuos de la Unión Europea (Directiva 2008/98/EC)
Atender las expectativas
Las exigencias y aspiraciones de la sociedad son variadas, pero en términos generales todas se centran en necesidades comunes: tener una vivienda digna, alimentación adecuada, educación, salud, un trabajo de acuerdo a las propias capacidades y esparcimiento. Todo esto se desarrolla mejor y encuentra su mejor expresión en un ambiente sano y equilibrado ecológicamente.
Además, el progreso económico y cultural de la sociedad fomenta la toma de conciencia acerca de un mejor trato al entorno en que esta vive. Esto se traduce expectativas cada vez más exigentes para con quienes tienen la responsabilidad de llevar los cambios adelante.
El manejo adecuado de los residuos contribuye en forma determinante a preservar y mejorar el medioambiente.
Entender el problema
Los residuos son un producto inevitable de la sociedad y, como es de esperar, con el aumento constante de la población y el eventual mejoramiento en las condiciones de vida de la sociedad y el consumo de bienes y servicios, estos irán en aumento progresivo.
La Directiva marco sobre residuos de la Unión Europea (Directiva 2008/98/EC) introdujo conceptos básicos y definiciones relacionadas con la gestión de residuos, incluida la jerarquía de gestión de residuos.
Esta jerarquía se muestra en los círculos en azul donde, para cada una de las etapas existen diferentes técnicas y soluciones a aplicar.
Uno de los mayores desafíos es comprender cómo gestionar grandes cantidades de residuos de forma sostenible.
Soluciones posibles
El primer paso se da antes de que los productos se transformen en residuos, y se materializa en la reducción de materias primas para fabricar los productos y en la eliminación de embalaje innecesario durante su producción. El consumidor puede influir en este sentido al elegir productos hechos bajo estos supuestos y con tecnologías que cumplan con normas ambientales.
El consumidor, por su parte, además puede hacer un uso más eficiente de los productos optando por productos con envases no descartables, reutilizando envases y/o transformarlos para darle utilidad posterior (3R: Reducir-Reusar-Reciclar).
Cuando los productos fueron usados/consumidos por los consumidores, luego de aplicar las 3R, lo que queda es el residuo: la parte que descartamos. Es aquí donde comienza el proceso de tratamiento de residuos propiamente dicho.
El enfoque inicial es reciclar la mayor fracción materiales de desechos posibles que componen los residuos en instalaciones diseñadas para tal fin. Sin embargo, todavía hay una parte considerable de residuos finales no deseados que deben ser atendidos, y es necesario encontrar una solución más adecuada que el simple vertido.
La gestión de residuos por sí misma no puede resolver el problema eficientemente, pero combinado con el sector de la energía, crean una solución en que ambas partes resultan favorecidas. Es una combinación perfecta ya que ofrece una alternativa de uso de esta parte de los residuos remanentes y además satisface una creciente demanda de energía. Los residuos pasan ahora de ser un producto no deseado, a un valioso recurso energético. La obtención de energía de los residuos resuelve dos problemas: trata los residuos no reciclables y no reutilizables; y genera una cantidad significativa de energía para ser usada por los consumidores.
Gran parte de los residuos remanentes (luego de la separación de los reciclables) se componen de materia orgánica que, aplicando distintos procesos – incineración, pirólisis, digestión anaeróbica, etc.- se convierten en energía eléctrica.
Esta solución, por otro lado, hace que el tratamiento de los residuos a través de la recuperación de energía, deje de tener un alto costo para la sociedad y contribuya a su financiación.
Aplicar soluciones
Cada comunidad tiene características que las diferencia de otras: tamaño, infraestructura, tipo de residuos generados, etc. Es por esto que cuando se plantea la necesidad de aplicar soluciones para el tratamiento de los residuos, tener en cuenta estas diferencias, hace que el proyecto tenga más posibilidad de éxito.
De la gran variedad de opciones a aplicar, sólo algunas son adecuadas para un ámbito específico. El tipo de residuos generados, el tamaño y el grado de desarrollo de la sociedad determinan qué procesos pueden aplicarse.
Plantar como parte de la solución la separación en origen en comunidades con no muy alto nivel de desarrollo llevaría a escasos resultados. Se debería proponer antes campañas de información y promoción, para luego evaluar la etapa siguiente. En comunidades que realizan separación de residuos en origen, los procesos de recolección, separación y reciclado son diferentes de los que tienen que tratar los residuos sin separar.
También son diferentes los productos que se obtienen del tratamiento de residuos. Puede obtenerse: energía eléctrica, biogás, CDR (combustible derivado de residuos), compost y otros despendiendo de las necesidades de la comunidad que atiende.
Conclusión
Hay un consenso general acerca de que los residuos sólidos urbanos presentan un problema para el desarrollo armónico de la sociedad y el cuidado del medioambiente. Y este problema se irá incrementando con el crecimiento demográfico y las mejoras en la calidad de vida.
Los cambios en nuestros hábitos de consumo y conducta ambiental responsable son necesarias, pero no suficientes.
Se necesita además la aplicación de soluciones que resuelvan de manera integral y minimicen la disposición final de residuos. El tratamiento y aplicación de estos conceptos depende fuertemente de cuándo y dónde quieran ser aplicados. Es por eso que proyectar, diseñar y aplicar las soluciones teniendo en cuenta estas características determina el éxito o fracaso del proyecto que es, en definitiva, la mejora en las condiciones de vida de la sociedad y el cuidado del entorno donde esta se desarrolla.